Los límites de la tolerancia

sábado, marzo 21, 2009

Las cuatro libertades.

La cuatro libertades.

Richard Stallman era programador en el laboratorio de Inteligencia Artificial del famoso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusets) en los años setenta del siglo pasado. Utilizaba un ordenador llamado VAX y una impresora de las llamadas de margarita porque el elemento que hacía la impresión final sobre el papel recordaba, por su forma, a esa flor, la margarita. En una ocasión descubrió que esa impresora no funcionaba como él quería, y les pidió a los que le habían enviado el controlador de la impresora que hicieran un cambio para que le permitiera hacer lo que él quería. Le dijeron que tomaban nota y que ya se le comunicarían cuando estuviera, y se lo enviarían contra el pago de su valor, claro. Pero él no podía esperar, y les propuso que él mismo podía escribir ese controlador, siempre y cuando ellos le enviaran el código fuente, o sea, el programa escrito con una sintaxis que los humanos podemos comprender, y que luego sería traducido al lenguaje de los ordenadores mediante un programa especial llamado compilador. Pero le dijeron que no podian acceder a sus deseos porque el programa estaba registrado y tenía derechos de copia y sólo ellos podrían hacer eso.

Richard Stallman no aceptó esa respuesta: estudió la máquina, y se las apañó para escribir un programa que la hacía funcionar como eĺ quería. Hizo más cosas: registró el nuevo programa a su nombre, y luego lo publicó. Además garantizó a todo el mundo el derecho a cambiarlo, mejorarlo, copiarlo y distribuirlo libremente, siempre y cuando su nombre apareciese en él como su creador.

Al hacer eso estaba definiendo las cuatro libertades que todo usuario de programas de ordenador debería tener:

  1. Compartirlos

  2. mejorarlos

  3. copiarlos

  4. distribuirlos

En otro lugar del mundo, Finlandia, un adolescente llamado Linus Torvals estaba creando un programa que podía enlazar el cerebro del ordenador, que llamamos vulgarme microchip, a otrros programas que hacen que los ordenadores hagan algo útil, como escribir un texto, imprimir fotos o editar vídeos o sonido. Cuando lo terminó llamó a su programa núcleo (kernel en inglés), y junto con otros programas dio lugar a lo que se llama un sistema operativo para ordenadores que se llama actualmente Línux.

Este sistema operativo honra las cuatro libertades definidas por Richard Stallman y se utiliza en todo el mundo hoy en día. Tú también lo puedes utilizar, si tienes ordenador.

Cada conjunto de programas que se presentan junto con este núcleo es lo que se llama una distribución, y las más famosas de ellas son Debian, Suse, Ubuntu, Fedora, o DSL, aunque hay muchas más que se pueden descargar, todas ellas, completamente gratis desde internet, o instalar desde los DVDs o Cds con que se acompañan diversas revistas de informática, como Linux-Magazine, por ejemplo.

Este artículo ha sido íntegramente escrito con el procesador de textos Open Office Writer y la distribución Suse 11.1 de Línux, pero se podría haber escrito con cualquier otra. También se podría haber escrito con otros procesadores de texto, como el excelente Emacs que escribió Richard Stallman y que se sigue mejorando día a día por miles de programadores en todo el mundo y que sigue siendo de acceso libre para todos, o también con algún procesador de texto, como WinWord que utiliza Windows, que es el más conocido –pero no el único-- de los sitemas operativos privativos, así llamados porque las cuatro libertades que hemos enumerado pertenecen exclusivamente al dueño del sistema y de los programas relacionados, en el caso citado Bill Gates, el hombre más rico del mundo. Porque no me parece ético hacer aún más rico al hombre más rico del mundo, hace años que dejé de utilizar Windows, y me pasé a Línux, cosa que os recomiendo por higiene moral y solidaridad con los programadores que día a día se esfuerzan por conseguir un mejor sistema operativo sin buscar un incentivo económico. Cierto, algunas empresas comerciales, como Novel, Red Hat o Canonical, cobran por Línux, pero o bien facilitan de todas formas una versión gratuita de su producto (como OpenSuse y Fedora), o bien cobran única y exclusivamente por el servicio técnico. Por todo lo que os he contado, reconoceréis que Línux es revolucionario. Es, además, un grito del individuo contra el monopolio de los plutócratas.

Espero vuestras colaboraciones, si creéis que me he dejado algo en el tintero, o he exagerado en algo. O simplemente vuestras opiniones.

0 Comments:

Publicar un comentario

<< Home